Desde hace doce años cuando la empresa petrolera Pacific Rubiales comenzó a perforar pozos profundos en la zona de Guaduas Cundinamarca en Colombia, le dio trabajo bien pago a los hombres de la zona, pero los hogares no se veían beneficiados con estos recursos, además la deforestación se hizo inminente y fueron las mujeres quienes lograron devolverle la vida a las quebradas y ríos del lugar, además de llevar el sustento a sus hogares.
Como el trabajo que ofrecía Pacific Rubiales era solo para
hombres, las mujeres solicitaron a la multinacional su participación y ofertas
laborales, pero la respuesta fue rotunda, "las políticas nuestras no permiten a
las mujeres en estas labores".
Tiempo después por el convenio que tiene el Ministerio del Medio Ambiente con las entidades que hacen perforaciones profundas de otorgar un 1% de la inversión por compensación del oleoducto, abrió la posibilidad de reforestar las microcuencas de las quebradas las Ventanas y Llanadas, entonces las mujeres decidieron aprovechar esta oportunidad y presentaron su propuesta para ser ellas, quienes lograran restituir la vegetación, los animales y salvar a estas dos vertientes del río San Francisco que abastece el acueducto de Guaduas.
Tiempo después por el convenio que tiene el Ministerio del Medio Ambiente con las entidades que hacen perforaciones profundas de otorgar un 1% de la inversión por compensación del oleoducto, abrió la posibilidad de reforestar las microcuencas de las quebradas las Ventanas y Llanadas, entonces las mujeres decidieron aprovechar esta oportunidad y presentaron su propuesta para ser ellas, quienes lograran restituir la vegetación, los animales y salvar a estas dos vertientes del río San Francisco que abastece el acueducto de Guaduas.
Aunque este trabajo no era sencillo y estaba establecido
para hombres, las mujeres a la cabeza de
Nidia Suárez Bermúdez, decidieron que era un reto que debían realizar y así
conformaron la Junta de Acción Comunal de la vereda Chipautá donde están ubicadas
las microcuencas e iniciaron contra viento y marea esta labor sin el apoyo
gubernamental y sin hombres, solo con el
contrato que habían firmado con la multinacional.
La reforestación se desarrolló
por faces desde el año 2004 y ha logrado hasta el día de hoy rescatar especies
animales como el oso perezoso que era nativo de la región, restituir plantas
como la Madre de agua, aliso, gaque y guayacán,
entre otros. Pero como esta labor era de exigencia física, estas mujeres poco a
poco fueron incluyendo hombres de la
región dentro del grupo, quienes realizaban trabajos de siembra y de carga que no eran
aptos para ellas.
El esfuerzo doble de las mujeres para lograr la reforestación
Este proceso de reforestación que en un comienzo parecía imposible
de realizar les exigió a las mujeres doblemente, responder por el contrato
adquirido con la multinacional y no descuidar sus labores maternas.
Así que con mucho esfuerzo y en muchos casos en contra de sus parejas, día a día se multiplicaban para cumplir en sus casas y salir a laborar en la salvación del medio ambiente que a todas luces les exigía un desgaste corporal al que ellas no estaban acostumbradas, porque aunque por ser campesinas sabían abrir un hueco para sembrar plátano o café, esta era una labor que iba mucho más allá, la aprender sobre las plantas originarias de la región, a qué altura deberían ir sembradas, de qué manera y el terreno que apenas están aprendiendo a entender era de 74 hectáreas .
Tuvieron que asistir a múltiples reuniones con la Corporación Autónoma Regional, CAR, para que les dieran permiso de cultivar las plantas originarias, buscar su apoyo estratégico y lograr reuniones de capacitación y cursos de educación ambiental.
Así que con mucho esfuerzo y en muchos casos en contra de sus parejas, día a día se multiplicaban para cumplir en sus casas y salir a laborar en la salvación del medio ambiente que a todas luces les exigía un desgaste corporal al que ellas no estaban acostumbradas, porque aunque por ser campesinas sabían abrir un hueco para sembrar plátano o café, esta era una labor que iba mucho más allá, la aprender sobre las plantas originarias de la región, a qué altura deberían ir sembradas, de qué manera y el terreno que apenas están aprendiendo a entender era de 74 hectáreas .
Tuvieron que asistir a múltiples reuniones con la Corporación Autónoma Regional, CAR, para que les dieran permiso de cultivar las plantas originarias, buscar su apoyo estratégico y lograr reuniones de capacitación y cursos de educación ambiental.
Los obstáculos aumentaban
cuando los entes que hacen las veedurías sobre estos
procesos no las apoyaban y al contrario, se mostraban como impedimentos para
desarrollar el plan trazado en reforestación.
Las mujeres lograron lo imposible: La Reserva hídrica y Forestal de Chipautá
Ecoturismo Reserva hídrica y Forestal Chipautá |
Antes de abrir sus puertas al ecoturismo y
al deporte de aventura, los jóvenes de la zona fueron capacitados por el
Servicio Nacional de Aprendizaje Sena, para ser ellos los guías capacitados para
orientar a los deportistas y turistas, además de generar otro tipo de sustento para la gente de la región.
La vereda Chipautá está
ubicada a 117 kilómetros de Bogotá,
tiene una temperatura de 24 grados, esta a una altura máxima de 2250 metros sobre el
nivel del mar que hacen que sus paisajes sean
la gran atracción en el ecoturismo, además de tener gran variedad de productos que la están convirtiendo en uno de los
sitios más apetecidos por los viajeros.
Todo esfuerzo tiene un premio
Yolanda Bolívar,
Olga Vargas, Nifa sedano, Nidia Suárez Bermúdez y Acene Sánchez. JAC vereda Chipautá Foto Claudiasincensura |
Esta Junta de Acción
Comunal está conformada por mujeres campesinas que decidieron apostarle a la reforestación, aún en contra del machismo existente en la región y que han recibido los Premio Nacional de Ecología Planeta Azul 2010-2011 y el premio Sello Ambiental Oro 2012, entregado por el Acueducto de Bogotá y Siembra
Colombia.
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FOTOGRAFÍAS DEL PROCESO DE REFORESTACIÓN
Fotos de Reserva hídrica y Forestal de Chipautá