Colombia es el mayor productor de esmeraldas en el mundo,
seguido por Brasil. Este país vive en la actualidad un proceso de paz que surgió
en la década del noventa para evitar muertes por estas piedras preciosas, pero
que hoy está en peligro por la advertencia de que la 'guerra verde' resurja y la muerte de su gestor Víctor
Carranza.
Esmeraldas colombianas. Foto Internet |
En los años setentas y ochentas la producción esmeraldifera en
este país suramericano estuvo en su apogeo, pero a la vez fue la época más
cruenta y sangrienta por lograr la hegemonía de unos pocos en este sector. En
1990 se llevó un proceso de paz para parar la guerra verde que dejó centenares de muertos.
Esta época la vivió José un hombre de sesenta y siete años quien nos contó que para ese entonces
viajó a la zona de Muzo Boyacá a trabajar como ‘guaquero’ (término que se
le da a los mineros que explotan las esmeraldas) y encontrar la forma de darle
sustento a su familia, compuesta por siete hijos, los cuales habían
sido abandonados por su madre y que tuvo que “repartir” en diferentes casas para poder viajar a la región.
Guaqueros en las minas de esmeraldas de Boyacá- Colombia. Foto Internet |
José recuerda que este periodo fue el más difícil de toda su
vida, porque dejar a sus pequeños no fue nada fácil y pero peor
encontrar un pueblo que estaba “sin dios, ni ley”, en donde se tenía que pagar
una tarifa para poder entrar a los socavones y que si por casualidad se lograba
encontrar una esmeralda, se la debían ‘tragar’ y no contarle a nadie porque su
vida corría peligro al salir de la zona.
Afirma que viajó a otras regiones boyacenses para hacer la misma labor, pero que los muertos eran el diario vivir en las calles. Lo único que consiguió fue una pequeña gema que le costo que lo hirieran de muerte para robársela, solo con esta cruel experiencia y la zozobra de dejar a sus pequeños sin amparo, lo obligó a dejar muchos años de su vida como ‘guaquero’ atrás y regresar a la ciudad.
Afirma que viajó a otras regiones boyacenses para hacer la misma labor, pero que los muertos eran el diario vivir en las calles. Lo único que consiguió fue una pequeña gema que le costo que lo hirieran de muerte para robársela, solo con esta cruel experiencia y la zozobra de dejar a sus pequeños sin amparo, lo obligó a dejar muchos años de su vida como ‘guaquero’ atrás y regresar a la ciudad.
Así como José cuenta
su experiencia como una oportunidad de vida, otros no pudieron sobrevivir a
esta ‘violencia verde’ que se desató en los pueblos de Muzo, Otanche, Chivor y
Coscuez, donde los muertos con su sangre manchaban como huella indeleble el terror, sus cuerpos aparecían tirados
y abaleados sin que nadie dijera nada.
Las autoridades fueron impotentes, no podían ejercer autoridad porque no tenían el personal, ni la ley a su favor para combatir los grupos emergentes que se conformaron allí. Se dice que fueron centenares los asesinatos en esta época, nunca se iniciaron investigaciones al respecto y en muchos casos el silencio de las autoridades fue cómplice de las matanzas discriminadas en las regiones.
Las autoridades fueron impotentes, no podían ejercer autoridad porque no tenían el personal, ni la ley a su favor para combatir los grupos emergentes que se conformaron allí. Se dice que fueron centenares los asesinatos en esta época, nunca se iniciaron investigaciones al respecto y en muchos casos el silencio de las autoridades fue cómplice de las matanzas discriminadas en las regiones.
Víctor Carranza. Foto revista Diners |
Para ese entonces apareció públicamente un hombre en el mundo esmeraldífero llamado
Víctor
Carranza, quien nació en 1935 y que
según su historia, comenzó a comercializar esmeraldas desde la edad de 9 años. Con el paso de los años se convirtió en el ‘zar’ de las esmeraldas. Los 'guaqueros' le
apodaban el ‘señor de las vetas’, porque decían que por donde este hombre pasaba
había esmeraldas.
Pero otros consideraban que no solo su caminar estaba lleno de esmeraldas sino también de muchas muertes.
Carranza logro que la extracción de estas piedras preciosas se convirtiera en una empresa avalada por el gobierno colombiano en la década del noventa y conformó la empresa Tecminas que terminaría siendo una de las mayores comercializadoras de esmeraldas del país.
Pero otros consideraban que no solo su caminar estaba lleno de esmeraldas sino también de muchas muertes.
Carranza logro que la extracción de estas piedras preciosas se convirtiera en una empresa avalada por el gobierno colombiano en la década del noventa y conformó la empresa Tecminas que terminaría siendo una de las mayores comercializadoras de esmeraldas del país.
La situación de violencia que vivieron los
diferentes poblados esmeralderos fue menguada por la intervención de este ‘zar’, quién se convirtió en ficha clave para desmontar la llamada guerra verde, hace
más de veinte años en el departamento de Boyacá, mediante un proceso de paz
que, al menos, redujo las muertes por las disputas de la zona.
Carranza fue acusado de conformar grupos paramilitares en
los llanos orientales de Colombia y de ser auspiciador de las Autodefensas de
Colombia, AUC. Así mismo, fue censurado
de participar en diferentes masacres y desapariciones de campesinos y capturado
por las autoridades en 1997 acusado de presunta conformación de grupos de
justicia privada, pero en el 2004 el Tribunal de Bogotá lo absolvió.
El ‘zar’ de las esmeraldas fue víctima de dos atentados contra su vida entre el 2009 y 2010, de los cuales son sindicados paramilitares de los llanos orientales de Colombia y todo por lograr el poder en la zona.
El ‘zar’ de las esmeraldas fue víctima de dos atentados contra su vida entre el 2009 y 2010, de los cuales son sindicados paramilitares de los llanos orientales de Colombia y todo por lograr el poder en la zona.
Recientemente Víctor Carranza quien padeció en los últimos
días de dos tipos de cáncer, uno en la próstata y otro en los pulmones, advirtió
mediante una comunicación al gobierno colombiano, que la guerra verde podría
resurgir y que el proceso de paz que se
había firmado una década atrás estaba en peligro.
Víctor Carranza con su esposa Blanca y sus dos secretos, Fura y Tera. Foto revista Dinners |
Víctor Carranza se llevó a la tumba el cuatro de abril de 2013, el secreto mejor guardado de Colombia, el
valor de las dos piedras preciosas más costosas del mundo, Fura y Tena, así se
llamaron las dos esmeraldas más grandes, bellas y poderosas del planeta, juntas tienen 15 mil quilates de verde profundo y se dice que su valor se puede
tasar solo en millones de dólares o euros.