En el marco de la celebración del Bicentenario de la Batalla de Boyacá, es significativo resaltar la
importancia estratégica que tuvo Boyacá y el aporte geográfico, gastronómico y
humano para la independencia.
Hoy con esta publicación quiero honrar y enaltecer el sacrificio de mujeres,
niños y hombres campesinos boyacenses que murieron por la libertad, que
lucharon con valentía, tenacidad, con el sueño de ser iguales y la esperanza de
que, lo que vendría, sería mejor.
A esos patriotas que pelearon con palos y lanzas, contra un ejército
imperial entrenado en academia militar y lleno de moral que eran mejores, pero los
libertadores boyacenses nos demostraron que su fortaleza iba más allá, que su
fortaleza es del alma y el amor por su tierra.
La geografía boyacense es una de
las más complejas de nuestro país, pero a su vez la que le ofreció mejores
posibilidades a la causa independista de la Gran Colombia.
Las montañas, los caminos de trocha y los valles fueron corredores
importantes para llevar y traer correspondencia, crear ejércitos clandestinos y
ser camino para acercar a los patriotas de los llanos orientales con las
fuerzas patriotas de Boyacá y Santander, luego del “grito de independencia” del 20 de
julio de 1810.
Aunque también, nuestros patriotas tuvieron que luchar contra las inclemencias del clima, el frío del 'Reino' y de los páramos como el de Pisba.
No solo por esta zona se movilizaron hombres, sino que por lo montañoso de la región y por los valles
extensos, les permitía vigilar al ejército español.
Así mismo, por la condición geográfica, movilizaron armas y municiones para las tropas
libertadoras.
A su vez, muchos jóvenes campesinos de la región se vincularon al
ejército patriota aportando con sus vidas y tenacidad en las diferentes luchas
de la Campaña Libertadora, en especial la del puente de Boyacá, en la que se
consolidó la independencia de Colombia y se abrieron las puertas de libertad
para los gobiernos establecidos en la Nueva Granada.
Por otro lado, cabe resaltar, que la geografía boyacense y los
diferentes pisos térmicos que posee, permitieron a los patriotas consumir
alimentos que les ayudaban a recobrar fuerzas para las confrontaciones.
A saber, mientras los hombres iban a la guerra las mujeres demostraron
su valentía no solo al enfrentar el vacío del esposo en el hogar, sino que
apoyaron al ejército libertador cosiendo los uniformes, preparándoles viandas
como amasijos de maíz, papas nativas, carne de caza y todo aquello que producía
el campo de la época.
Otras, mientras tanto, se encargaban de ser correos humanos o de ofrecer
sus riquezas para crear tropas patriotas.
Sin lugar a dudas, Boyacá se convirtió en la piedra angular en el proceso de independencia,
no solo por el gran aporte de soldados, si no por su ubicación estratégica en el territorio y por
las bondades gastronómicas que ofrecían sus campos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por hacer tu comentario